El nuevo gobierno sin plan económico y con la crisis fiscal por delante, puede hacer lo que hizo el presidente Jorge Ubico: ser un buen administrador.
No hay espacio en el presupuesto del Estado para nuevas iniciativas; hay demandas para aumentar el gasto en distintos sectores; las tasas de interés anuales empezarán a aumentar levemente, aumentando el costo del endeudamiento privado y público; las remesas familiares se mantienen con buenas perspectivas. El panorama no es excelente, es manejable.
Lo único es que los guatemaltecos de vez en cuando necesitamos una regañadita como la que dio en uno de sus discursos finales el presidente Arana, cuando en un mensaje televisivo empezó de esta manera: “¡Pueblo de inconformes!”
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